Cirugía Periapical
En ocasiones, cuando realizamos un tratamiento endodóntico, no logramos el éxito deseado. Cada paciente tiene una anatomía dental diferente y la forma de los conductos radiculares de unos difieren mucho en forma y tamaño de los de cualquier otra persona. Hablamos, sobretodo, del último tercio de raíz, donde desemboca o por donde entran los vasos y nervios para dar vida a nuestros dientes; el ápice radicular.
Vista de un ápice radicular +
‘Imagen de un corte vertical del extremo de una raíz dental donde observamos un ejemplo de la complejidad de conductos que hay en esa zona’
En las siguientes fotos podemos observar la complejidad que pueden llegar a tener los conductos internos de las raíces dentales.
Esta complejidad en los sistemas de conductos hace que, en ocasiones, nos sea imposible realizar un buen sellado de todos los canales y que al terminar la endodoncia quede algo de tejido blando necrótico por extraer, normalmente del tercio final de la raíz.
Si antes de hacer la endodoncia el hueso circunscrito al ápice dental presentaba un aspecto saludable, al pasar unos meses podemos observar en la radiografía una imagen radiolúcida, oscura, en la punta de la raíz del diente endodonciado que nos indica que hay lesión ósea.
Evolución de la infección y cómo tratarla
También podemos observar, en los casos donde esta lesión se ha hecho más extensa con el tiempo, una fístula en la encía del diente tratado, mal sabor de boca, halitosis y en ocasiones dolor a episodios que desaparece tras la salida de pus a través de la salida del conducto fistuloso, parecido a un ‘granito’, que observamos de ejemplo en la siguiente imagen.
El tratamiento para poder curar estas lesiones es, o bien, intentando la reendodoncia del diente implicado, es decir, retratándolo, sobretodo en los casos en los que no hemos hecho nosotros el tratamiento de conductos y desconocemos la técnica utilizada para garantizar el sellado óptimo de los mismos, o bien, realizando una apicectomía, en esos casos en los que estamos seguro de que no podremos mejorar esa endodoncia mediante un retratamiento.
La apicectomía es la técnica usada para retirar quirúrgicamente los ápices dentarios infectados, así como la limpieza de la lesión generada en el hueso. Tras la remoción de estos tramos de raíz conflictivos procedemos a reobturar, retrógradamente, los orificios de los canales radiculares, ahora visibles a través del acceso creado en el hueso, con un cemento biológico llamado MTA ‘Mineral Trióxido Agregado’, que permite la correcta cicatrización de los tejidos en pocos meses.
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